viernes, agosto 25, 2006

ROMANCE-LEYENDA DEL BOSQUE













I


Se levanta breve cerro
sobre la tierra tan llana;
desde lo alto se contempla,
tranquilo, con soledad,
el verde color del prado,
las flores silvestres, blancas,
amarillas, rojas…todas,
cual alfombra decorada.
Atraviesa riachuelo,
de aguas muy limpias y claras
y al asomarte descubres
transparencia de cristal
y entre sus senos los peces
de forma tranquila nadan;
son unidas las orillas
por puente de piedra blanca;
altos árboles se extienden
unos pasos más allá,
de copas verdes, frondosas,
de ramas entrelazadas,
que a duras penas permiten
la luz del sol penetrar,
y algunas se alzan al cielo
como agujas afiladas.
Un caminito se pierde
dentro de aquellas entrañas,
donde se guardan misterios
de imaginación humana.
No se puede encontrar otro
Tan bucólico lugar.








II


Sólo cruzan la frontera
aquellas valientes almas,
que no temen al peligro,
ni cuentos de los que se habla,
que en el hogar, junto al fuego
relatan las viejas sabias.
Y dicen los más ancianos
que quien en esas entrañas
tiene intrépida osadía,
quizá insensata, de entrar,
ya no vuelve a ver el sol
y su tumba halla acullá.
Mas ha surgido un valiente,
si en él la locura manda
no se sabe a ciencia cierta,
o si es de miedo la falta.
Frente a las puertas se encuentra,
escruta con su mirada,
huele el aroma del aire
y el oído ya aprestaba
ante cualquier ruido raro.
Sin temor sus pies ya avanzan.
Gran robustez en los troncos,
que muestra su antigüedad,
las hojas de tonos verdes,
alguna vez plateadas
por el reflejo del sol
que entre las frondosas ramas,
repletas de grandes hojas
se logra a veces filtrar.
En el verde manto surgen
diversos tipos de plantas:
arbustos y matorrales,
cardos espinosos, zarzas;
en otras zonas tomillo,
hierbabuena perfumada,
brezo y romero oloroso,
solitaria la retama,
el majuelo con su frutos,
por último extensa jara.
Un ruido de pronto rompe,
quiebra la tranquilidad,
corazón sobresaltado,
ojos de inquieta mirada;
un nuevo ruido se escucha
como de quebrada rama;
el corazón palpitante,
más cercano se escuchaba,
a las mientes acudían
las historias relatadas.
Los ojos su presa hallaron,
susto vano, falsa alarma,
pues una pequeña ardilla
era el temible fantasma.
Cual después de la tormenta
ha regresado la calma.
Continúa su camino
con alma envalentonada,
no detienen sus dos pies
ni las espesas marañas
de ramajes abundantes,
ni las espinas de zarzas,
ni el tronco del árbol caído
que en su sepulcro descansan.
En el corazón del bosque
se ve impedida su marcha
por un arroyuelo manso.
¿La mirada es engañada?
En las aguas, en el fondo
se ve calavera humana.
























III


Mas de su error percatóse,
pues su vista era engañada,
no había una calavera,
ahora contaba varias,
al momento innumerables
y entre ellas los peces nadan.
Para el extraño prodigio
explicación no encontraba
y no lo hubiera creído
si alguien se lo relatara.
Por su cuerpo recorrió
una sensación extraña,
y al instante escalofrío
el su vello erizaba
y aunque no oyó ningún ruido
sentía que a sus espaldas,
le observaba una presencia
que suponía amenaza.
Ahora sentía frío
que en los huesos se clavaba;
por el poderoso miedo
estaba su sangre helada.
Unos pasos se escucharon,
mientras una voz hablaba:
- ¿Tú quién eres que has osado
en el bosque penetrar?
Sobre sí mismo giróse
y vio que la voz humana
tenía de varón cuerpo
y penetrante mirada
A esto quiso responder,
mas de ello no fue capaz,
mudó quedó, no brotó
sonido de su garganta.
Aquel hombre habló de nuevo.
-Yo soy del bosque guardián
el protector de este mundo
animal y vegetal,
quien castiga al insensato
que perturba nuestra paz.
Has cruzado la frontera
que para ti está vedada
e insolente has caminado.
Ahora la pena paga,
éste es el fin de tu senda,
y entre cristalinas aguas
tu sepulcro has encontrado.
Después de aquestas palabras,
una nueva calavera
de los peces era hogar.





















4 comentarios:

Anónimo dijo...

Jejeje, ¡pero qué pronto te has cargado al protagonista! Ha durado menos que Janet Leigh en Psicosis. ¡Hay que ver, qué bosque tan desaborío!

Está emocionante la tercera parte...

Quería plantearte también una duda sobre un verso de la segunda parte:

"y su tumba halla acullá."

¿Acullá no se utiliza contraponiéndolo a otro adverbio de lugar? ¿O lo tomas como una licencia poética?

Gracias Diego.

Diego Vicente Sobradillo dijo...

Perdón por el retraso en pasar el comentario.
En esta ocasión me he tomado una libertad métrica ya que no me gustaba como sonaba "halla allá" o cualquier otra combinación por resultarme una secuencia cacofónica.
Me alegra su comentario Príncipe de Esquilache y más que visite con asuidad este pequeño rincón.
Un saludo.

Anónimo dijo...

no me gusta.

Anónimo dijo...

y ahora que?